miércoles, 23 de septiembre de 2015

Arrastrándome

Va un relato un poco experimental en cuanto a la forma usada para desordenarlo. Creo que quedó más o menos bien.

Solo, en mitad de la nada. Se acerca una tormenta. No sirve de nada. No puedo soportarlo. Estoy cubierto de sangre. Atrapado. No hay salida. El gigante cae.

Un dolor insportable. La carne se va desgarrando. Todo se desvanece. Un árbol se erguía en mitad del monte. Saco un cuchillo de mi cinturón. Sigue lloviendo. No queda sangre en mi cuerpo. Pesa demasiado. Moriré atrapado. Oscuridad. Los últimos pedazos de carne se desprenden. El teléfono no tiene señal. La tierra húmeda se revuelve bajo mi cuerpo. Más oscuridad. La sangre brota.

Mis piernas sepultadas. No puedo parar, no puedo. Me arrastro por el lodo. La lluvia cala hasta los huesos. Me encuentro atrapado. Oscuridad fría, oscuridad de sangre. Carne muerta. No puedo moverme. Dejo un reguero de sangre tras de mí. Oscuridad fría y húmeda. Como una rama seca.

Moriré de todas formas. Oscuridad interminable. Ahogado. Los rayos iluminan el cielo. Me arrastro. No siento mis piernas, están separadas de mi cuerpo. Todo se va poniendo negro. Tengo que hacer algo. Un rayo golpea. Sin escapatoria. Nadie contestará.


Golpes y más golpes. El cuchillo se hunde en la carne. Ya no veo nada. Sigue lloviendo. Dolor insoportable. Ya toco hueso. No puedo salir de aquí. Se quiebra. La lluvia sigue cayendo.


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