miércoles, 1 de febrero de 2017

Microrrelato punk: Marilyn


Vamos a empezar con un exceso de sinceridad, estar gorda es malo para la salud. Científicamente demostrado, digo. Pero también lo es fumar, no hacer deporte, comer mucha carne y muchas otras cosas y a nadie se le ocurre señalar esto como señalan la obesidad, así que hay mucha doble moral en este tema.

De todas formas, a partir de ahí, lo demás importa una mierda, ¿no? Cada uno tiene el cuerpo que le ha tocado, modificación arriba modificación abajo, y reírse de una chica por estar gorda es un poco patético. Partimos entonces de que difundir el mensaje de que nadie debe acomplejarse por su cuerpo es positivo, así dejará de haber gordas acomplejadas y las gordas serán felices, y si a alguien no le gusta que se joda.

El problema viene cuando el ejemplo usado una y otra vez para demostrar que las curvas son bonitas y luchar contra la anorexia y esas cosas es Marilyn Monroe. Sí, el estereotipo de rubia tonta, por mucho CI que tuviera. ¿Cómo es posible que Marilyn se haya convertido en un estandarte del feminismo?

El problema es que la historia de Marilyn no es exactamente una historia de superación, por dura que fuera su infancia. No lo puede ser si no sabemos hasta qué punto se convirtió en un icono por sus propios méritos, y hasta qué punto fue gracias a montar bestiales tríos con el presidente Kennedy y con su hermano.

De hecho, Kennedy es un nombre que inevitablemente tiene que salir a la hora de hablar de Marilyn. Falso mártir glorificado por el mérito de haber parado una bala (o quién sabe cuántas, dependiendo de la teoría que consideremos) con la cabeza. Falso mártir a menudo considerado entre la propia izquierda como “el único presidente de EEUU de los tiempos modernos que fue bueno”, o algo así.

A mí me gustaría recordar que JFK fue el de la invasión de Bahía de Cochinos y el de la crisis de los misiles de Cuba –falsa indignación producida por misiles soviéticos apuntando a EEUU desde Cuba, cuando EEUU tenía misiles en Turquía apuntando a la URSS-. No es de extrañar su obsesión por Cuba, dado que la revolución acabó con los casinos regentados por mafiosos en La Habana; casinos que eran visitados por Kennedy durante su etapa como senador, siendo sorprendido con varias prostitutas.

Kennedy, bajo las órdenes de British Petrolium y otras tantas, apoyó cierto golpe de estado en Irak que se saldó con los asesinatos de cientos de personas, incluyendo todo tipo de inocentes, médicos, profesores, etc. Kennedy apoyaba la pena de muerte. Kennedy prácticamente empezó la jodida guerra de Vietnam, a menudo reconocida como la guerra más injusta en la que ha intervenido EEUU, y ya es decir. Marilyn le comió la polla a Kennedy.


Hay formas y formas de convertirse en un icono, sí. Tal vez Marilyn debería ser comprendida como una víctima (podemos suponer que hasta el final de sus días, dada la gran cantidad de pastillas que tomaba) y no como un ejemplo a seguir.

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