domingo, 18 de febrero de 2018

Top 100 cómics (81-100)

Veníamos de aquí: http://kallixti.blogspot.com.es/2018/02/top-100-comics-61-80.html

81. The immortal Iron Fist, primera saga (1-6): Ed Brubaker–David Aja (2007)

 

Luego se fue torciendo, pero en su momento fue un ejemplo bastante interesante de cómo revitalizar a un personaje que Marvel tenía abandonado. El truco fue volver a los orígenes para añadir cosas coherentes a ellos (de hecho, lo incoherente era que Danny Rand hubiera sido el único Puño de Hierro) y que David Aja hace unas viñetas con una estructura maravillosa.

82. Sin City (tomos 1-7): Frank Miller (1991-1999)



Miller crea en Sin City un estilo bastante particular: con su blanco y negro sólo ocasionalmente interrumpido por algún toque de color, con sus monólogos internos, con sus héroes desesperados y sus interminables luchas a base de fuerza de voluntad. A través de personajes tan carismáticos como Marv, Miho o Hartigan se va elaborando un universo con referencias cruzadas en la ciudad de Basin City, a la que popularmente se le quitan las dos primeras letras por encajar más con la descripción de una ciudad del pecado.

83. Maus: Art Spiegelman (1980-1991)



Maus es el único cómic que ha ganado un premio Pulitzer. Usando animales para ello, Art Spiegelman cuenta la historia real de su padre, judío durante la II Guerra Mundial y uno de tantos prisioneros en campos de concentración. Algunos momentos, inevitablemente, estremecen.

84. Death Note: primera parte (1-59): Tsugumi Ôba y Takeshi Obata (2003-2004)



A pesar de algunos pequeños fallos en la lógica de la trama, lo que probablemente hace esta serie interesante es un concepto original muy llamativo: la idea de que una persona normal, con una libreta, pueda matar a quien sea. Conforme vamos conociendo a Light, ese estudiante que de un momento a otro se revela como un auténtico psicópata, y a L, el peculiar genio capaz de seguir sus pasos mientras come terrones de azúcar en pijama, se va estableciendo un duelo policíaco con normas místicas de por medio que se vuelve realmente interesante. Secundarios como Ryuk o Misa contribuyen a hacer una primera parte muy amena y visualmente atractiva.

85. La balada de Halo Jones (2000AD 376-385, 405-415, 451-466): Alan Moore y varios (1984-1986)



Puestos a escribir ciencia-ficción, se agradece la originalidad, y la desbordante imaginación de Alan Moore cumple de sobra el cometido: reyes de ratas, el shopping como deporte de riesgo, gente sin identidad fácilmente olvidable, sabuesos cyborg o combates en tiempo distorsionado dan estructura a las aventuras de Halo Jones.

86. The Spirit de Will Eisner: Will Eisner y varios (1940-1952)



Partió de una base muy corriente. Las típicas aventuras del héroe no-del-todo-superhéroe, un poco quizás en la linea del Fantasma, La Sombra u otros héroes hasta más pulp. Pero Eisner desarrolló un estilo propio: en el dibujo, en esa temática de gángsters sucios con ocasionales elementos sobrenaturales, en ese Octopus que nunca mostraba su cara (y que probablemente inspirara al malo de Inspector Gadget) y en esos títulos perfectamente integrados en las viñetas que eran por sí solos obras de arte.

87. Fight Club 2 (1-10): Chuck Palahniuk-Cameron Stewart (2015-2016)



Chuck Palahniuk decidió que no escribiría la segunda entrega de Fight club en libro, sino en cómic. A partir de ahí, nada es previsible. Sebastian y Marla están casados y tienen un hijo, Tyler Durden reaparece. Eso parece ser lo único claro: todo lo demás es una compleja mezcla entre la realidad que vive el protagonista, sus alucinaciones y engaños, en los que lo mismo aparecen Adán y Eva que ETA o Marilyn Monroe. La metaficción de este cómic tampoco duda en diseccionar sin reparos el éxito comercial de la entrega anterior.

88. Invencible (1-144): Robert Kirkman-Ryan Ottley (2003-2018)



Invencible es una serie de superhéroes clásica y a la vez es mucho más. Cogiendo al típico personaje adolescente que tiene una identidad secreta, la innovación se empieza a notar en muchos ámbitos: combates mucho más realistas y crudos de lo habitual en el que se destroza todo el entorno, giros de guión inesperados, personajes que de verdad crecen, maduran y evolucionan conforme pasan los años, superhéroes que también se dedican a combatir el hambre en África y no sólo a detener supervillanos… También hay que mencionar la frecuencia de momentos cómicos bien logrados, alternados con partes dramáticas, y la facilidad para mantener muchas tramas a la vez de manera que enganche al lector. En cada saga suelen quedar cabos sueltos, supervillanos planeando en la sombra, etc, que pueden reaparecer bastantes números más tarde.

89. Planetary (1-27): Warren Ellis-John Cassady (1999-2009)



La serie nació como un homenaje al cómic de superhéroes y de sus antecedentes: el pulp. Así, personajes inspirados en Tarzán, Doc Savage, Nick Fury o los 4 Fantásticos se dan la mano. Los protagonistas son un trío de arqueólogos y aventureros, recuperando la esencia de los héroes pulp previos al concepto de superhéroes. Poco a poco van descubriendo una trama más complicada en la que el cóctel de ideas aparece también relacionado con algunos intereses de Ellis, como el transhumanismo.

90. LXG: Black Dossier: Alan Moore-Kevin O’Neill (2007)



Con League of Extraordinary Gentlemen, Moore se adentró de lleno en el género del pastiche, creando un universo en el que comenzó juntando personajes de novelas del siglo XIX, mayormente (la conocida tercera formación, con la que empezaría la obra, compuesta por Mina Murray, Alan Quatermain, Jekyll/Hyde, el Hombre Invisible y el Capitán Nemo). El volumen de obras incluidas fue aumentando a una velocidad considerable, y añadiendo influencias del cine, cómic, TV, etc; creando un complejo entramado de referencias cruzadas en el que resulta difícil no perderse. En Black Dossier tenemos un buen ejemplo de esto, con la gracia de que la obra esté compuesta por documentos ficticios, incluso una obra de teatro supuestamente escrita por Shakespeare. 1984, Los Vengadores (la teleserie británica) y James Bond son algunos de los ingredientes principales de esta obra en la que, como curiosidad, Moore quiso hacer la vida imposible a sus editores como venganza por censurar un anuncio de un consolador Marvel. De ahí que la obra incluya textos en inglés arcaico difícilmente traducibles, personajes cuyos derechos sólo son públicos en algunos países, páginas de distinto tamaño y tipo de papel, gafas 3D y un largo etcétera dispuesto para dar dolores de cabeza a los editores, pero muy disfrutable para el lector.

91. LXG: Century (1919-2009): Alan Moore-Kevin O’Neill (2009-2012)



Continuando con lo presentado en el Black Dossier y con las miniseries de Nemo (la hija del Capitán Nemo) simultáneas, Century se divide en tres cómics: 1919, 1969 y 2009.  Aquí se dan la mano La ópera de los tres centavos de Bertolt Brecht, Oliver Haddo (versión de Aleister Crowley de El mago, de Somerset Maugham), The Purple Orchestra (versión de los Rolling Stones basada en la película Perfomance, en la que actuaba el propio Mick Jagger), Mary Poppins o el mago satánico Tom (cuyo primer apellido es una maravilla, y el segundo, un acertijo), principalmente. Aunque no faltan cameos y guiños a obras mucho más sutiles como The Wire o Los Soprano. El siglo XX (y principios del XXI) resulta ser mucho más confuso que los anteriores, y unos personajes desorientados son tratados de forma bastante interesante por Moore. Ojo al duelo entre el Hijo de la Luna y Mary Poppins.

92. Dragon Ball (1-519): Akira Toriyama (1984-1995)



Es el prototipo de shonen, y se basa en aventura en estado puro. El contexto va siendo variado, aún siguiendo a los mismos personajes y las mismas bolas de dragon; pero lo que en un principio era un extraño mundo de animals parlantes y robots empieza a incluir alienígenas, viajes en el espacio, en el tiempo, reinos más allá de la muerte y un largo etcetera.

93. Chosen (1-3): Mark Millar-Peter Gross (2004)



El planteamiento es muy sencillo: un chaval preadolescente de un pueblo estadounidense cualquiera de repente se entera de que es el Mesías. Es una responsabilidad considerablemente grande, y tiene que lidiar con ella como buenamente puede.

94. Asterios Polyp: David Mazzuchelli (2009)



Asterios Polyp es un arquitecto de 50 años que vive solo; pese a la importancia en la trama de Hana, su esposa, escultora abstracta. Este contraste inicial entre lo apolineo y masculino y lo dionisíaco y femenino es sólo una de las muchas metáforas de esta novela gráfica. A través de Asterios, Hana y un buen puñado de personajes más, además de ciertos eventos o incluso la observación del cosmos (al fin y al cabo, el parecido de su nombre con un asteroide tampoco es casual) se traza una variada serie de metáforas que van conformando un relato sobre la vida cotidiana y otros temas universales: las relaciones personales, el amor, la muerte. La secuencia del día a día de Hana en viñetas inconexas y desordenadas girando en torno a la tira central de viñetas que muestra cómo un trozo de bastoncillo se queda en su oreja es un buen ejemplo de cómo funciona la obra, exprimiendo bastantes de las posibilidades del cómic.

95. WildCATs de Alan Moore (21-34): Alan Moore-Travis Charest (1995-1997)



Los WildCATs se caracterizaban por ser el típico equipo de superhéroes noventero con una premisa muy sencilla: son guerreros de origen alienígena, o humanos con poderes alienígenas, de la raza de los kherubines, que combaten contra los daemonitas (con la evidente inspiración bíblica que esto supone). Lo primero que hizo Moore fue destrozar el maniqueísmo, claro: ni los kherubines eran tan buenos ni los daemonitas tan malos. Además, resulta que la guerra había acabado hacía tiempo y como ellos sólo eran un puñado de guerreros dispersos en un planeta lejano, nadie se molestó en avisarles. A partir de ahí, continúa una labor de disección al tiempo que se van incluyendo nuevos personajes (por ejemplo, el bastante interesante Tao) y profundizando en los viejos. Cuando Moore dejó la serie, los WildCATs ya no eran el típico equipo de superhéroes noventero.

96. Supreme de Alan Moore (41-56): Alan Moore-varios (1996-1998)



A la hora de guionizar Supreme, Moore usó alternativamente el estilo propio de los superhéroes de los años 90 y el de los 60. Así quedó una obra en la que una vez más deconstruye los estereotipos del superhéroe, esta vez desde otra perspectiva. También aprovechó para tirarle algún beef a Frank Miller, por cierto, parodiando su Sin City.

97. El Día del Juicio (1-4): Alan Moore-Rob Liefeld (1997)



A su pesar dibujado por Rob Liefeld, Moore aprovecha este cómic no sólo para crear una trama interesante que junte a la mayor parte de los superhéroes de Image sino, en un retorcido tirabuzón autocrítico, desmenuzar las características del cómic noventero que él ayudó a crear y compararlo con los géneros previos. Para hacer esto, se ayuda de pequeñas historias intercaladas aparentemente inconexas, de géneros como la fantasía heroica, el bélico, el western, las aventuras selváticas y otros de los géneros tradicionales del cómic, que a su vez se van juntando para explicar la trama.

98. Wanted (1-6): Mark Millar-JG Jones (2003-2004)



La idea parte de un concepto muy simple: ¿por qué el mundo real, en el que vivimos, no tiene superhéroes y es tan deprimente? Millar la responde desafiando el cuarto muro de manera similar al Día del Juicio: antes, la realidad era como en los cómics, llena de colores. Pero los supervillanos ganaron. Asesinaron a todos los superhéroes y crearon este mundo gris y deprimente en el que gobiernan en secreto con más poder que cualquier político o banquero. La historia sigue a Wesley Gibson, un pringado como otro cualquiera que un buen día descubre que es hijo en secreto de The Killer, uno de los supervillanos más temibles del mundo, que le ha dejado su puesto en herencia.

99. Naruto: los exámenes chuunin (34-115): Masashi Kishimoto (1999-2001)



Naruto es un shonen que quizá fue consumido por su propio éxito, centrándose en las tramas principales y en seguir los derroteros que marcaban las ventas. Sin embargo, hubo cierta época en la que no era así y se presentó a una plantilla de personajes muy interesantes (desde Orochimaru hasta Gaara del Desierto o Rock Lee) entre los que el protagonismo estaba bien repartido y la trama era imprevisible.

100. Preacher Special: Cassidy, Blood and whisky: Garth Ennis – Steve Dillon (1998)




Un spin-off de Predicador que me pareció más acertado que la serie en general. El concepto es original: contraponer la idea realista y con el humor negro de Ennis de un vampiro con la idea más romántica de vampiros de Anne Rice que necesitan vestir con ropa del siglo XVIII y vivir en castillos y beber la sangre en cálices ornamentados. “Y, si lo piensas, ¿por qué no nos íbamos a reflejar en los espejos? Es obvio.”

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